Reportajes

Ben Rivers. El cineasta del futuro primitivo

Por Nuria Cubas

Aprovechando la gira que Ben Rivers ha hecho durante el mes de mayo por  la geografía española junto con Ben Russel y de la mano de la comisaria Garbiñe Ortega, con paradas en Espacio de creación Azala (Lasierra), Tabakalera (Donostia), La Casa Encendida (Madrid) y CGAI (A Coruña), presentamos en Sala 1 un análisis de acercamiento a la obra de este director británico, visionario y fundamental.

El planteamiento de las películas de Ben Rivers parece hacerse más fuerte con el paso de los años y las obras en sí van tomando un carácter curiosamente contemporáneo a medida que nuestro mundo, tal y como lo conocíamos, está cambiando. Parece que Ben Rivers, como un auténtico visionario, nos venía anunciando desde hace años un futuro fantástico al que estamos abocados. La obra de este cineasta tiene la capacidad de traer a la pantalla ecos de otros tiempos: tiempos que resultan indefinibles, ecos que no vienen necesariamente del pasado. Lo cierto es que sus cortometrajes son capaces de transportar al espectador a otra realidad espacio-temporal. Sin lugar a dudas esta temporalidad extraña que exhalan las películas de Rivers viene muy marcada por la forma de trabajar del director. Desde 1992 Ben Rivers utiliza viejas cámaras de 16mm cuya película revela él mismo en la cocina de su casa. Este trabajo, eminentemente manual (Ben Rivers tiene también formación como escultor), deja translucir algunos golpes y rayones en la imagen, que le dan densidad y le aplican un barniz de misterio, instalando las películas en un limbo temporal. Podríamos decir que frente a los cortometrajes de Rivers, uno se encuentra en la hermosa situación de una contemporaneidad arcaica.

Ah, Liberty!_2008_Ben Rivers

Ah Liberty! (2008)

La libertad de acción de este cineasta se puede entrever no sólo en su forma de trabajo, sino también cuando una hace el intento de clasificar sus películas bajo los parámetros habituales. Si bien se suele hablar de él como documentalista, sus películas de ficción en las que roza el cine político, la ciencia-ficción o se adentra en el género del terror psicológico, hasta llegar al más puro estilo gore con Terror! (2006), tienen un peso igualmente significativo en su obra. Si quisiéramos englobar todo su trabajo, deberíamos, quizás, enmarcarlo en el ámbito de las asociaciones poéticas y de un finísimo activismo político, pues Ben Rivers ofrece un punto de vista personal sobre el orden del mundo tanto en sus documentales como en sus películas de ficción.

I Know where I'm going_2009_Ben Rivers

I Know where I’am going (2009)

El mundo físico es, entonces, especialmente relevante en el cine de Rivers y la manera que éste tiene de enfrentarse con el espacio, entendido también como elemento temporal (lo que le resta materialidad), es una de sus mayores virtudes. Las películas de Rivers tienen la capacidad de evocar un orden natural reconocible, es decir, perfectamente verosímil, pero que tiene una constante cercanía con lo fantástico, con lo ilusorio. Los lugares y las personas son detenidas en el tiempo de una montaña mágica, como si cada película fuera una fábula magnífica con un orden aislado y personal. Un universo salvaje donde el hombre se encuentra con sus ideas más radicales, más animales, más paganas. Un mundo en el que fluye una superstición no explícita y que proporciona la total seguridad de que hay algo más que se intuye pero no se ve.

En el cine de Ben Rivers, el paisaje es tratado con admiración, como un personaje más, que sobrecoge y calma, que es a la vez refugio y lugar de acción. El hombre, ya sea individualmente o en masa, convive con la naturaleza pero también tiene que enfrentarse a ella, puesto que ésta es un ser vivo que tiene sus propias leyes y Rivers plantea este enfrentamiento no como un intento de control por parte del hombre, sino como una relación de puro entendimiento. Los personajes de Rivers tienen una soberbia curiosidad por el mundo que los rodea, como si, a través de éste pudieran entender su propia existencia.

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This is my land (2006)

Encontramos así diferentes personajes que abordan este intento de comprensión desde perspectivas diversas. En This is my land (2006), Rivers indaga en la vida de Jake Williams, un hombre que ha aprendido a vivir en el campo de manera autosuficiente. En Astika (2006), rodada en el paisaje natural de una isla danesa, la situación del protagonista es diferente puesto que va a tener que abandonar su casa, sin embargo, Ben Rivers deja caer sutilmente el dato mientras sigue centrando su atención en lo más interesante, las costumbres de un hombre que convive con la naturaleza. En un ámbito más científico, pero una vez más, de una ciencia que tiene apuntes de interpretación fantástica, encontramos las películas I know where i’m going (2009) y Origin of the species (2008) donde, de nuevo, el escenario principal es la naturaleza, pero en este caso, los individuos que la habitan, centran su interés en el cosmos como presente y pasado del planeta. Personas que investigan tanto el origen de la tierra como su evolución. Ah Liberty! (2008) es un hermoso ejemplo del salvajismo y la superstición antes citados, que se evoca a través de la vida de una familia en las Tierras Altas de Escocia.

I Know where I'm going_2009_Ben RIvers

I know where i’m going (2009)

Old Dark House (2003) y House (2007) investigan sobre los conceptos del tiempo y del espacio a través de la decrepitud de las construcciones que retrata y que están en pleno proceso decadente. Los espacios se tornan misteriosos. Focos simples recorren las habitaciones dibujando luces que revelan el lugar y generando sombras que evocan lo que esconden. Además, las presencias fantasmas en House, regeneran el ambiente, animándolo desde esa otra faceta de la realidad, la realidad mística. La naturaleza y las construcciones humanas conviven en una relación de resistencia. El hombre retratado por Ben Rivers, no  parece tener una ambición de conquista sobre el mundo, sino un interés por permanecer en él aceptando ciertas normas. Estos personajes son unos revolucionarios de la desposesión de la tierra en un sentido místico, el hombre pertenece a la tierra en la medida en la que proviene de ella y no al revés como razona la mística occidental.

May tomorrow_2009_Ben Rivers

May tomorrow shine the brightest of all your many days as it will be your last (2009)

Los universos sonoros tan característicos del cine de Ben Rivers aportan a sus trabajos una profundidad y un mensaje que es a la vez plástico y narrativo. En The Coming Race (2006) la inquietante imagen de una masa de gente que sube por una montaña, se complementa con el sonido de piedras que caen, lo que genera una atmósfera de misterio que aporta una potencia espectacular a las personas que avanzan colina arriba. Los últimos hombres sobre la tierra o quizás los primeros. La raza humana en su continuo estar en el mundo: una lucha con y contra los elementos. La manifestación masiva e invisible que se mueve por las calles en We the people (2004) vuelve a generar la extraña sensación de presenciar un tiempo futuro pero primitivo, como anunciando de nuevo el principio o el final de una época, un punto de inflexión histórica. May tomorrow shine the brightest of all your many days as it will be your last (2009) regresa también al contexto de lo que parece un hecho histórico, se trata de una historia de ficción en la que una sección femenina del ejército japonés y un grupo de forajidos vagan por el bosque, el perseguidor y el perseguido se confunden generando una sensación de absurda ambigüedad emocional e histórica dentro del film.

¡Podéis leer aquí la entrevista realizada por Nuria Cubas a Ben Rivers!

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