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“El arte es un camino espiritual”… «The Barefoot Princess», de Simona Cocozza y Samantha Cito

Por Cosette Galindo 

La séptima edición del Festival Granadino de Cines del Sur sirvió para ofrecer algunas propuestas modernas, en ellas tuvo cabida la presentación mundial de la cinta: “The Barefoot Princess” , este singular y exquisito documental sobre la famosa bailarina coreana-japonesa Kamellia (Kameza en japonés) logra establecer un fino paralelismo entre la búsqueda del propio ser y la expresión vocacional, en este caso la danza y, en particular, la danza del vientre.

Tal parece que es la misma presencia de Kamellia quien establece el ritmo y la tonalidad sentimental de las secuencias, añadiendo un suave  sentido del humor que en realidad podría emanar de una experiencia de trágico desgarramiento. Kamellia, cuyo cumpleaños número sesenta representa en la tradición japonesa el momento de madurez plena, nos invita a reflexionar lo que puede significar una vida debatida entre un origen perdido, el desarraigo en un país extranjero, y un nuevo sentido de unidad como artista universal. Efectivamente, lo perdido se transmuta en deseo, un ir tras las huellas de ese origen, que es también meta, realización consciente de una tierra espiritual.  Kamellia menciona que debe hacer una especie de “limpieza” de sus recuerdos y quizás podríamos interpretarlo como una búsqueda de la pureza, entendida como la unidad con ella misma y la naturaleza.

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En esta búsqueda del origen, que la lleva a Corea, su tierra natal, Kamellia descenderá, literalmente, a las entrañas de la tierra, a las estalactitas de lava que, no es difícil entender, son el eterno símbolo del vientre materno, de la materia original a la que se retorna para recordar nuestra fundación mediante la evocación del nombre: Kamellia, de Kame (que en japonés designa la expresión de lo sagrado, lo completo, lo total). Es también la asunción de un sentido del tiempo distinto al tiempo cronológico. “Lenta, pero segura”, resume la bailarina, siempre como dando apenas las pistas de un hondo misterio del ser. Andar la tierra con los pies descalzos, arraigarse en el lugar originario, más allá de las fronteras nacionales y políticas. En esta búsqueda destaca la soledad de Kamellia, la pureza de su silencio, su expresión como  armonía en el continuum material-espiritual de la realidad. Sin embargo, este origen constituye también el lugar del dolor, el rechazo, el exilio, la marginación, primero de la casa paterna, y luego a causa  de un entorno hostil en los  tiempos de su residencia en Japón. Por eso es importante hacer ese retorno, buscar a los ancestros, bailar en sus tumbas, asimilar la muerte y el abandono.

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Es interesante comprender que ese retorno estará decididamente marcado por el signo de la madre, no sólo la madre biológica, sino también la Madre Cósmica, tan importante en la tradición coreana, en donde las diosas y las chamanas tienen el papel central. Efectivamente, Kamellia recordará a su madre, quien fuera buceadora profesional, como parte de una comunidad de mujeres que se adentraban en el mar para llevar el sustento a su familia. “Sólo las mujeres entran en el mar”, señala la artista, añadiendo que cuando ella se encontraba en el vientre materno su madre estaba el agua. Es así que Kamellia contempla el mar como el lugar del origen, de la seguridad y la identidad, pero también como un medio de salida a otros mundos, de horizonte y esperanza. Nuevamente, la arqueología constituye una cierta escatología o finalidad de la existencia, mediada por ese registro de experiencias que denominamos biografía. Entrañarse y desentrañarse. Todo parte del centro, lo que en japonés se denomina hara, corazón, fuente del deseo y del poder personal. Es por eso que el belly dance la cautivó como una forma de ser honesta con ella misma y expresar lo que sentía. El cuerpo se convierte entonces en una metáfora del cosmos, una flor que llega a su esplendor y luego va declinando como expresión de ciclo natural. Así, una vez más, lo perdido (la juventud, la belleza) se convierte en deseo, un ir hacia la sabiduría y la enseñanza a las nuevas generaciones. De ahí que su influencia llegue a las niñas y mujeres que, quizás llevadas también por una especie de desarraigo original, se inician en el camino de la princesa.

  1. ¿Es Kamellia una persona, una artista o un camino espiritual?

Sin duda es una artista, pues el arte es para ella un camino espiritual en sí mismo. Después de bailar durante cuarenta años, Kamellia tiene dificultad para autodenominarse “artista”, lo cual le parece un término demasiado “noble”. Su camino no acabará nunca, pues seguirá a través de la música y el canto.

  1. El enfoque biográfico es notable en el documental. ¿Esta decisión fue iniciativa de la artista? ¿Cómo lograron establecer el íntimo diálogo que observamos entre Kamellia y el espectador?

La decisión fue nuestra mientras rodábamos un breve documental sobre ella denominado “Princess of Oriental Dance”, pues sus alumnas entonces la llamaban “Diosa”. En un inicio el diálogo se encontraba mediado por una cierta distancia, ya que en su concepción cultural la relación maestro-alumno exige un hondo respeto. Sin embargo, al convivir con ella durante dos meses, y ser recibidas por su familia, el diálogo fue cada vez más cercano.

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Directoras: Simona Cocozza y Samantha Cito. Fotografíá: Pedro Martínez Cátedra

  1. Al contemplar a Kamellia, descubrimos en ella la expresión de lo femenino, pero también una cierta androginia espiritual donde no parece ya haber necesidad de una relación ordinaria, sino, más allá, un vínculo erótico-místico con algún principio de identidad trascendente. ¿Es Kamellia una mujer enamorada de lo divino o tendrá cabida en ella el amor humano?

Kamellia ha mantenido relaciones de pareja en su vida. Respecto a la androginia, sería más correcto pensar que ella se encuentra en una etapa de la vida donde se tiene una madurez y una búsqueda distinta.

  1. El Belly Dance parece haberse convertido en una de las vías más alentadoras para las mujeres en Occidente, quienes se descubren muchas veces bajo el protectorado y control de un estado patriarcal. ¿Cuáles son sus expectativas en relación con la importancia social de este documental?

El Belly Dance está muy de moda; es casi como ir al gimnasio. Pero el documental se enfoca en esta danza como expresión artística. Vivimos en un mundo donde las mujeres, sobre todo en el Sur, encuentran dificultades para expresar su feminidad y por eso deseamos que este documental estimule el respeto sobre la expresión de lo femenino.

  1. Como realizadoras y mujeres, ¿conciben algún tiempo donde la función poética de lo social, las artes, y la organización política de las instituciones culturales sean comandadas por una verdadera asunción y respeto de lo femenino?

Desde luego esperamos una mayor dignidad de lo femenino en el arte. Que cada vez sea menos la discriminación. Kamellia es un símbolo de que se puede lograr todo, pues ella lo ha conseguido a través de lo femenino.

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